lunes, 16 de junio de 2008

¡PAPA TU MANDAS!

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Plan B
Lydia Cacho
Eres mi héroe, papá
16 junio 2008 www.lydiacacho.net
La cursilería que arrasa en es-tos días diría que es “muy padre ser padre” o que “a papá con amor, regálale un Ipod o una camisa de cocodrilito”. Nadie se atreve a decir: “Al padre que está ausente emocionalmente todo el año, pero que trae dinero a casa, celébralo” o “para aquél que repartió su esperma en varios cuerpos: una suscripción anual de Hola!”. O: “Para el padre a quien nadie enseñó a serlo: una suscripción a ESPN”. Este domingo Emilio Gamboa seguramente le llamó a Kamel Nacif para recordarle: “¡Papá, tu mandas!”. Pero ¿qué significa ser padre?
La realidad es que el país está lleno de hijos que fueron abandonados por sus padres, ya sea emocional, física o geográficamente. De padres que golpean a sus hijos porque les enseñaron que ser hombrecito es ser macho y violento. Hay miles de hijos que juraron no repetir el modelo aunque a veces lo hacen. Padres a quienes les enseñaron que para ser hombre hay que tener mucho sexo y que la mujer es la responsable de evitar el embarazo. Padres que tuvieron que dejar la universidad porque no se pusieron condón, y les forzaron a casarse y a tener una criatura no deseada.
De la maternidad se dice demasiado. De la paternidad nada. Quienes han estado en contra del derecho de las mujeres para tomar decisiones sobre su cuerpo y la maternidad han evitado a toda costa hablar del papel de los inseminadores o de la paternidad no elegida. Apenas comienza la cultura denominada por el terapeuta Paco Cervantes como paternidad responsable, amorosa y presente. Se vende el concepto vacuo. Para designar algo maravilloso decimos: “¡Que padre está!”, sin embargo nadie dice: “¡Qué poco padre!”; o: “¡no tiene padre ese desgraciado!”. Octavio Paz nos explicó que chingar significa violar. Por eso en México un “hijo de la chingada” es un hijo ilegítimo de una mujer violada y cuando alguien quiere insultarte te manda con esa mujer abusada y desvalorizada socialmente.
Los conceptos de maternidad y paternidad que hemos heredado del siglo XVI son obsoletos. Millones de niños y niñas inseguros caminan las calles de México. Hijos de mujeres y hombres a quienes les vendieron la noción de la procreación amorosa, tierna y mágica pero nadie les enseñó a desarrollar y nutrir esa magia.
Es cierto que el hecho de que la mujer lleve dentro de su cuerpo a su hijo o hija por nacer establece un vínculo especial, pero eso no la convierte en buena madre. También es cierto que pocos hombres están conscientes de que su esperma es una parte integral de ellos, son sus genes, su energía, dan vida. Por eso la paternidad no debería ser producto de la casualidad o la violencia, sino del amor, de la responsabilidad informada, del deseo, de la habilidad y la constancia para criar a un ser humano con derecho a la felicidad, a la educación, a la salud, al amor. A los que sí aprendieron, como mi padre, un abrazo.

No hay comentarios: