domingo, 17 de agosto de 2008

PROMETER NO EMPOBRECE

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Notas de la semana
Carlos Monsiváis
Las promesas que
se cumplen, traicionan

¿Y por qué el desencanto que hoy se vive? La respuesta está a la vista: porque la única y última adicción de la patria son las promesas, y no se ha variado el repertorio. Hay quienes ven la tele sólo por si Calderón aparece prometiendo la solución de todo, y cuando eso no sucede, la familia está triste.

Realidades cualquier país las tiene, y pueden ser incluso positivas, pero promesas, y de la calidad y la variedad del gobierno de don Felipe, muy pocas. Por eso, lo que sí debilita a nuestra democracia es la escasez de las ofertas del porvenir… ¡Así no, señores y señoras! Queremos promesas extraordinarias, que sustituyan a la siempre falible acción de los gobiernos, que enreden estrepitosamente las almas. Ya lo dijo (o lo debió decir) Maquiavelo: el mejor gobierno es la promesa infinita.

No descubro el Mediterráneo, pero en época de llamado a la unidad en torno a la credulidad, el gobierno, para sacarse la espina, propone promesas nuevas que han de estrujar a la afición. Fíjense en ellas y memorícenlas.

—En breve, México no sólo se incorporará al primer mundo, sino que el primer mundo será una sucursal de México.

—La modernización llegará a todos los hogares, y en la más humilde choza sus habitantes podrán ordenarle al mayordomo y al chofer que les instalen la alberca de transistores.

La justicia social, porque así lo estipuló el pacto social firmado en 1939 entre el Partido Acción Nacional, don Aquiles Serdán y las balas que le dieron gloria, será perfecta. De acuerdo con las nuevas reformas, y en atención al estatus privilegiado de los productores agrícolas sin crédito, el gobierno se compromete adquirir, en óptimas condiciones de pago, todas las cosechas que se logren en el cemento urbano.

—Para que los monopolios no se conviertan en una rémora de nuestro desarrollo, hacemos desde aquí el siguiente juramento: ningún integrante del gobierno dormirá un solo minuto mientras uno solo de los monopolios siga en pie... Si esto no es posible, rebautizaremos los monopolios, llamándolos “unidades de la concentración armoniosa de haberes”.

—No descansaremos, ni siquiera nos daremos el inmoderado lujo de un bostezo, mientras exista un desempleado en nuestras calles (por desempleado entendemos aquella persona que ha dejado de utilizar sus facultades respiratorias).

No permitiremos que, en nombre de falsos derechos típicos de la era en que la gente se sentía con derecho a tener falsos derechos, grupos de premodernos intenten ejercer las ilícitas facultades de reunión y protesta. Ya se sabe: si protesta es populista, y si es populista es un peligro para Guanajuato. A cambio, y que se oiga bien, prometemos que a todo aquel que en verdad las necesite, se le darán palabras de consuelo, si marca el siguiente número…

—Hallaremos y castigaremos a los responsables de catástrofes, irresponsabilidades criminales, fraudes a la nación, incumplimiento del deber y fomentos unilaterales de la zozobra. No habrá influencia que valga ni disculpa que se atienda, salvo aquellas que es necesario tomar en cuenta para el justo funcionamiento del espíritu amistoso y de las redes de compadrazgo en las colonias residenciales.

No volveremos a esta colonia popular con las manos vacías. Y si cumplir la promesa exige que nunca volvamos, así lo haremos.

—Que las mujeres ya no se preocupen. A partir de hoy se acabarán el machismo, la contaminación atmosférica y las sequías.

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