sábado, 25 de octubre de 2008

Todavía EXISTE una TRAMPA

¡¡Exijamos lo Imposible!!
La trampa
Manú Dornbierer

Satiricosas

Hay que agradecer a CNN en Español la oportunidad que ofrece al público (con TV de paga) de presenciar el reality show que noche a noche organiza la gran Carmen, con los actores de la política nacional y continental. Las televisoras nacionales la exiliaron por órdenes del forever espurio Calderón y jamás pensaron en la dimensión que podía alcanzar “Aristegui” a nivel continental. Esta semana la periodista sirvió a México como nunca. El martes y miércoles pasados el show de la amable, pensante e informada titiritera ante la que todos quieren bailar, expresarse y hasta exhibirse, fue especialmente útil.

Los actores, tres egocéntricas personalidades senatoriales iniciaron con brío a celebrar la tersa aceptación en el Senado de México de la compleja reforma de PEMEX. El jueves y el viernes se dedicaron a la importante explicación por parte de López Obrador de lo que le falta a la reforma de PEMEX y constituye una trampa para el futuro.

Antes de llegar a la gran finale de Aristegui en la magna carpa (extranjera, insisto) de CNN, los senadores dieron vuelta con fanfarrias por todos los más o menos comprados noticieros locales y dejaron asentado su triunfo. El Pueblo de México empezaba a bullir de agradecimiento con el trío compuesto por el frustrado aprendiz de Machiavelo, Francisco Labastida, a quien derrotó el ignorante Fox, el obtuso y necio panista Rubén Camarillo y el perredista-sección Chucherías, y contorsionista mental, Graco Ramírez. Esta tercia de “pares de la patria” de la Comisión de Energía del Senado que ante las cámaras de la TV extranjera se erigieron como héroes de la mexicana concordia, asegurando que el amor a la Patria y nada más fue lo que inspiró el seráfico acuerdo entre tres partidos de ideas tan diferentes. Camarillo el martes dijo que si López Obrador hacía su acostumbrado “pancho”, es que no tenía remedio. Ante eso el perredista Graco Ramírez permaneció callado ergo aceptante. Y Labastida se relamió los bigotes. O sea, su intención no era tan seráfica…

Pero no fueron capaces los senadores de pasar la prueba máxima ¡y tan sencilla! de su doblez –o triplez en el caso– que se dio cuando Aristegui puso con toda naturalidad sobre el tapete el nombre del espurio.

No se aguantaron y les salió “el perro agradecido que llevan dentro” para alabar “sin restricciones” al sabio Calderón que ¡nunca de los nuncas, jamás de los jamases, pensó en privatizar la sacrosanta empresa! Insultando la inteligencia y la memoria (reciente) de los mexicanos que hace tan poco tiempo fuimos de nuevo bombardeados con repugnantes spots neoliberales, privatizadores, entreguistas, los pares de la patria no tuvieron ni la presencia de ánimo de explicar al público que a) la segunda propuesta de Lipe se compuso gracias a la propuesta que la Izquierda presentó después del maravilloso debate de meses, en el propio Senado, de todos los especialistas, patriotas defensores del petróleo; b) que varió también por el desastre financiero neoliberal universal y que no era momento idóneo para regalarle a Bush y transnacionales anexas el petróleo de México tan evidentemente como quería hacerlo antes; c) que en esta segunda propuesta Calderón haría lo que no quiso en un principio ¡y perdió dos años!, como construir una refinería porque así lo requerían las circunstancias actuales. Su insistencia en la inocencia del Ejecutivo de facto los hizo perder credibilidad de golpe y porrazo.

Y es que tuvieron miedo que el público se enterara de las infinitas y delicadas argucias legaloides tras las cuales intentaron ocultar el “dale vuelta” a la privatización, el “deja puertas abiertas” de su Ley de PEMEX. Lo que llamaría López Obrador el jueves en el mismo espacio de CNN, “la trampa”. Ellos querían que se creyera la mentira del penoso Maderito, jefe de la bancada panista en lugar de Santiago Creel, a saber que la reforma aprobada por el Senado era en un 80% de la autoría de Calderón.

En el segundo acto, el día miércoles, se calmaron un poco en su lambisconería los senadores e hicieron señalamientos. Ante la suave insistencia de Carmen de nombres de los verdugos de PEMEX, hablando como niño de escuela que no quiere que le digan que “raja”, el priísta Labastida soltó tímidamente: “tres directores anteriores”, pero Aristegui le exigió nombres de presidentes y ¡uf! Soltó: “Fox, del que soy muy crítico”, hizo muy mal en llevar la producción de México hasta 4.3 m de barriles dañando los pozos (Cantarell) y el mercado. Tras semejante denuncia se volteó con su amigo el senador panista Camarillo y, pícaro, le sugirió “Tú no digas nada, porque te metes en líos”.

Obviamente el PAN que nunca acepta ni una palabra de crítica contra del par de siniestros tíos que nos asestó. Y le tocó a Graco decir el nombre de Carlos Salinas, faltaba más, si fue el asesino de 600 perredistas en su espurio tiempo. Pero de Zedillo, ni pío. Y es que fue el que desapareció la Isla Bermeja, regalando a Bush un enorme territorio submarino del golfo. Sin la presencia del islote el mar patrimonial de México se achicó. Se nos demostró así que actualmente que PRI, el PAN y el PRD-Chucherías viven un “ménage à trois” indecente, mantenidos por el Ejecutivo.

No, no es a farsantes senadores de Calderón a los que hay que agradecer nada. Es a los cientos de especialistas que acudieron al llamado del FAP para instruir a la población desde el mismo Senado (110 “devedés”) sobre lo que realmente es nuestro petróleo y sobre lo que México debe hacer para aprovechar mejor la gran riqueza y protegerla de la voracidad de los empresarios mundiales, hoy enloquecidos por la caída de su teatrote que arrastran al mundo a la ruina y por supuesto estarían encantados de salvarse con el petróleo de México. A ellos nuestro agradecimiento y, claro, al tesón de López Obrador y de los millones de brigadistas para la defensa del petróleo, entre los que tengo el honor de contarme detrás de mi escritorio y de bulto en Yucatán hace unos meses, adonde fui invitada a coordinar un foro en la Universidad por “Proyecto Yucatán”.

Si martes y miércoles fueron para los senadores, jueves y viernes fueron para el presidente legítimo López Obrador, que pudo expresarse y explicar que lo que le falta a la reforma es la EXPLICITA PROHIBICIÓN de entregar territorio nacional a las compañías para la exploración de petróleo. Esto, expresado en 12 palabras, no fue incluido en el artículo 60 de la Ley. Los senadores no quisieron. Y esa volitiva omisión es precisamente la TRAMPA que impide a López Obrador y a Cuauhtémoc Cárdenas aplaudir la reforma y hasta colgarse cómodamente una medalla por haber detenido “haiga sido como haiga sido” la aceptación fast track del Legislativo de la primera inaceptable propuesta de Calderón. Esa es la TRAMPA que ahora los diputados tienen que subsanar. Aún hay más…

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