miércoles, 24 de febrero de 2010

Pero como joden con sus aparatos encendidos

¡¡Exijamos lo Imposible!!
El bien no hace ruido…
Por María Teresa Jardí


Entender como dijera San Vicente de Paúl que: “El bien no hace ruido y que el ruido no hace bien”, palabras recordadas por un cura, apenas hace unos días en un excelente sermón en un bautizo, es otra parte obligada a desandar del mucho camino que tenemos perdido.

Recobrar la capacidad de escucharnos es otra asignatura pendiente que pasa por la reversa al ruido decidido como forma de la dictadura disfrazada de “democracia” que vivimos, para los a modo, porque el resto ya sabemos que de democracia nada.

Ruido que impide escucharnos a base de televisores encendidos en todos los lugares públicos. Ruido estridente por todos lados. Ruido que produce el televisor encendido también en los hogares. Ruido contaminante tan útil para asesinar también la capacidad de pensar.

El avance de la tecnología que a nivel mundial, , pero de manera particular en nuestro país, con los cada vez más sofisticados móviles, convertidos en pequeñas computadoras de bolsillo, tiene por objeto el mantener a las personas incomunicadas, aunque creando la vana ilusión de que metidos en el aparatejo están comunicados con un ente lejano, cuando la realidad es que se les está impidiendo, sin que se enteren, perdida la capacidad también de pensamiento, que escuchen al otro, al que tienen sentado al lado, metido en otro móvil y haciendo lo mismo, sin entender ni uno ni el otro que como objetos son tratados, siendo además obligados a pagar por vivir incomunicados.

Pagando para que se nos trate como a objetos dirigidos por las reglas del sistema impuesto para beneficio de unos cuantos.

Cuando deberíamos estar discutiendo, uno con el otro, sobre lo que nos atañe: la baja educación, por ejemplo. Educación ubicada, la mexicana, en el último escalón por lo que a baja educación toca en el mundo. Baja educación necesaria para quitarle al pueblo la dignidad, destruyendo, también así -la otra forma encontrada son las impunes ejecuciones-, el tejido social que permite la vida civilizada.

Sin una dictadura militar abierta de por medio todavía. Pero acelerando los pasos para dejarnos metidos de lleno en una para salvar el pellejo los exponentes de la impresentable derecha fascista que como jerarcas de los partidos políticos dictan las reglas.

Discutiendo lo que a la sociedad toda atañe en aras de buscar juntos las soluciones a los problemas que no nos va a resolver el desgobierno, porque es el desgobierno el que los crea, para mantener sometidos a los pueblos, en el caso mexicano, cuadrando a los pobres, que alcanzan a tener escuela, porque aquí el acceso a la escuela para muchos también está siendo cancelado. Cuadrando a los pobres desde jardín de niños y también a los ricos aunque esos gocen de otros privilegios, porque a fin de cuentas son entrenados para seguir los pasos de sus corruptos padres narcopolíticos y narcoempresarios, emparentados para mejor joder al pueblo mexicano. Destinados la mayoría desde jardín de niños a convertirnos en la mano de obra barata para el fascismo.

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