viernes, 24 de septiembre de 2010

Vaya que chinga con el neo trámite

¡¡Exijamos lo Imposible!!
¿Discípulo de Obama?
Por Francisco Rodríguez


Indice Político

ME RECOMENDARON QUE, cuanto antes, fuese a la oficina regional del SAT a tramitar la firma electrónica con la que, a partir de 2011, deberemos realizar sus cautivos todos los trámites fiscales. Y es que, me advirtieron, para noviembre y diciembre esas oficinas van a estar sobrepobladas de solicitantes de dicho trámite pues, lo sabemos, los mexicanos siempre dejamos todo para el final.

La experiencia comenzó agradablemente. La cita, conseguida previamente vía telefónica, estaba fijada para las 11 de la mañana y, exactamente un minuto después de la hora concertada era yo recibido por un funcionario atento… aunque distraído. Llevaba yo un USB con los datos que mi contador había “cargado” en dicho artilugio electrónico. Copia reciente de mi acta de nacimiento y el pasaporte, cual identificación oficial. Además, en dos tantos, una solicitud mecanografiada que tuve que firmar en cuatro distintos espacios. Ocho rúbricas en un par de cuartillas, en total.

Fui conducido, acto seguido, a un rincón de esas oficinas donde había unos baúles azules de los cuales surgían, cual tentáculos, cámaras fotográficas, escáneres y una sonriente empleada que, en ese momento, se percató de que la solicitud había sido mal llenada. A mi registro como causante federal le faltaba un guarismo de la homoclave. Así que, vuelta atrás y, otra vez, a firmar hasta en ocho ocasiones más.

Ya de regreso ante aquel prodigio de tecnología medio encerrado en un arcón con los colores marianos o panistas, vino la sorpresa. Para entregarme la FIEL, que así llaman a la firma electrónica que sustituye a la FEA, a la bonita y a la preciosatrámites que he realizado en la misma oficina—, tendrían que “ficharme”: tuve que “tocar piano” para que las huellas dactilares de mis diez dígitos quedaran registrados en los archivos del SAT me escanearon las pupilas que dizque para grabar los iris de mis ojos… me tomaron una fotografía… e hicieron que firmara —¡una vez más!sobre una pantalla para también grabar mi rúbrica electrónicamente.

Me sentí peor que cuando renové, hace cinco años, mi visa estadounidense. Si aquella vez el cónsul que la tramitó me hizo creer que era yo perpetrador de uno y más feloniesapenas un par de multas de tránsito en una carretera en las cercanías del neoyorquino lago Ticonderoga, entre Boston y la frontera con Canadá, una, y por un estacionamiento en lugar prohibido en South Beach, Florida, la otra en contra del sacrosanto american way of life, la sonriente empleada del SAT, al “ficharme”, me causó la sensación de que, o bien yo era un discípulo de Osama Bin Laden, o en todo caso sospechaban de que yo podría tener ligas con la narcoguerrilla colombiana, a través de mi compadre el “Mono Jojoy”.

¿Ya comenzó, por el SAT, el fichaje electrónico de los mexicanos? ¿Pondrá esta dependencia escáneres en los semáforos para detectar quienes sí y quienes no hemos pagado impuestos? ¿Qué va a hacer la fallida Administración con esos nuestros datos vitales y confidenciales? ¿Aparecerán, en breve, todos esos fundamentos en una oferta que un hacker haga por internet o en paquetes que un abusado tepiteño ponga a disposición del mercado? ¿Los usufructuará el PANcuyos militantes sólo piensan en el poder por el poderpara enterarse de las simpatías electorales de los que ya hemos sido “fichados” por el SAT?

Me causa temor que este fallido régimen cada vez más policiaco tenga, también cada vez más, información sobre mi individualidad. La de todos y cada uno de quienes, pese a todo, aún pagamos impuestos.

Pero no sólo la fallida Administración tendrá mis datos. También estarán en poder de una empresa denominada Vangent, a la que el SAT concesionó el servicio. Y esta compañía presume que el proceso desarrollado e implementado por ellos, “cuenta con un Sistema Automatizado de Identificación Dactilar, el cual realiza comparaciones de huellas dactilares en menos de diez segundos dando certeza de identidad.”

Y ¿sabe usted el porqué de este nuevo trámite? Pues porque, de acuerdo a la misma Vangent, “el registro de datos biométricos es indispensable para obtener el certificado de FIEL, porque permite garantizar que detrás de un documento firmado electrónicamente existe un contribuyente plenamente identificado; esto brinda seguridad a los trámites fiscales evitando que otra persona suplante su identidad.”

¿Será que haya por ahí alguien que quiera suplantarme y pagar mis impuestos?

¿No le parece a usted que es una aberrante estupidez el que con tal pretexto el SAT ahora nos “fiche” electrónicamente?

Y ¿sabe usted qué es lo peor? Pues que dentro de cuatro años –“Dios mediante”, dicen los clásicos tendré que volver a hacer el trámite. Quizá porque en ese lapso mis huellas dactilares sean distintas o el iris de mi ojo haya mutado…

¡…ches burócratas!

Índice Flamígero: ¡Felicidades! La fallida Administración ya consiguió polarizar, en serio, al distinguido gremio periodístico. La novedad es que ahora hay opiniones asquerosamente progobierni$ta$, que atacan con saña a quienes, ¡oh gran pecado!, disienten y no se van tras la finta de los boletines oficiales o las bollywoodescasno hollywoodescas, aclaroconferencias de prensa con helicóptero cual escenografía.

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