miércoles, 22 de septiembre de 2010

Quique un "político chicharronero"

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Peña, incomunicado
Por Francisco Rodríguez


Indice Político

AMANTE DEL JUSTO medio en política, Charles Maurice de Talleyrand sentenciaba a Napoleón, lo mismo que a Luis XVIII: “Toda exageración resulta insignificante”.

Para su desgracia, el hasta ahora virtual candidato del PRI a la Presidencia de la República Enrique Peña Nieto no tiene a un Talleyrand cerca de él. Por el contrario, quienes rodean al gobernador del Estado de México son proclives a la exageración y al engrandecimiento… a la sobresaturación mediática… incluso a la exaltación desi las tuviese sus cualidades políticas.

Empero, tal cual reza la sentencia de don Charles Maurice, tal exaltación mediática del señor Peña Nieto resulta nimia en tanto a éste se le presentan “crisis políticas”, por cierto cada vez más frecuentemente.

Ahora mismo, ante los lectores de medios impresos y en algunos radiofónicos, el mandatario mexiquense aparece cual un personaje ambiciosopor usar a su Legislatura en lo que cree le allanará el camino a Los Pinos—, vacilante y, peor aún, medroso ante la competencia electoral, y todo ello es indudable producto involuntario de los “creadores de imagen” “imagólogos”, y cuanto charlatán se le ha acercado a alimentar la vanidad del joven gobernante.

Los comentarios críticos han proliferado desde el momento mismo en que una marioneta del Partido Verde presentó el proyecto de reforma a la Constitución mexiquense y, lo peor, fue que la celeridad con la que actuó el Congreso de esa entidady ahora los cabildos—, ha sido lógicamente interpretada cual directamente proporcional al tamaño del temor del gobernador Enrique Peña Nieto a la posible alianza del PAN-PRD, para postular un candidato común a las elecciones de gobernador en 2011 y evitarle así un paso en falso rumbo a Los Pinos.

Lábil bajo quienes mueven los hilos mediáticos, Peña Nieto no ha sabido “vender” lo que hasta sus antípodas políticos reconocen. Que, como escribiera ayer la ex asesora de Santiago Creel, María Amparo Casar, “La medida ni es ilegal ni es para rasgarse las vestiduras. Más allá de nuestras preferencias, es exagerado considerarla una regresión. La Corte ha resuelto que tal medida no atenta contra la libertad de asociación y 20 estados más -gobernados por distintos partidos- contemplan esta prohibición.”

El de Peña, empero, no es un problema exclusivo de imagen. Lo es también de asesoría política. Porque, ¿a qué darle continuidad a un escándalo o mini-crisis anterior, cuando precisamente fue pillado con los dedos en una de las puertas del palacete de los Covián con la firma de aquel pactoroto por el PAN, para no variarque comprometía al partido del señor Felipe Calderón a no aliarse con sus ahora subordinados del PRD en la entidad que circunda al Distrito Federal, ¡a cambio de que se incrementara en un punto porcentual el impuesto al valor agregado!

Un pacto, aquél, que ya desde entonces mostraba a Peña temeroso y, lo peor, egoísta. Qué importaba que la empobrecida población pagara más IVA, si a cambio su hegemonía resultaba indemne en el Estado de México.

La iniciativa Peña tiene para éste un alto costo, que ahora se quiere endosar exclusivamente al partido del “Niño Verde”, como si nadie supiera que esta es una organización mercenaria, al servicio siempre del mejor postor que, en este caso, fue Peña Nieto.

Políticamente, pues, fue un error reabrir la herida de aquel oscuro pacto de Bucarelifirma al calce de César Nava, Beatriz Paredes y el secretario de gobierno mexiquense, un señor Miranda, con Fernando Gómez Mont cual testigo ¿de honor?—, pero mediáticamente es ya una catástrofe.

De nada han valido los excesos televisivos. De nada, tampoco, los espectaculares y las incursiones en las redes sociales, donde se publicita al exceso la imagen del gobernador del Estado de México.

El “war room” de PeñaAlejandro Quintero, vicepresidente de Televisa; Liébano Sáenz, Federico Berrueto, propietarios ambos, junto al ex gobernador coahuliense Martínez y Martínez de una controvertida empresa de demoscopia; et aldebe vivir ahora mismo una crisis interna.

Nada comparable, eso sí, a la queno obstante las exageraciones mediáticas que hoy carecen de significadoen carne propia vive Peña Nieto. La que proyecta su imagen, paradójicamente: chambón, temeroso, ambicioso, aún por sobre el bienestar de la población a la que condenó a pagar 16% de IVA.

Índice Flamígero: Ese “war room” de EPN no ha conseguido que consolide la imagen de “un político moderno”. Acartonado, adicto al besamanos, con un discurso similar al de los llamados “políticos chicharroneros”sólo los de ellos truenan—, el mexiquense es la antítesis de lo que pretende proyectar. Vaya, ¡hasta el copete es de la década de los 60’s!

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