Creíamos que otro era el peligro

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Harp Helú: Las razones de un millonario
Por Alvaro Cepeda Neri
cepedaneri@prodigy.net.mx

Conjeturas

No pocos empresarios de mucho peso (ricos, millonarios y hasta uno multimillonario: Slim Helu) han advertido que el calderonismo va de mal en peor. Esto no lo dicen con todas sus letras, pero por ahí anda la cosa. Se suponía que ellos, por derechozos y conservadores, serían incondicionales del PAN (al torpe y bribón Fox hasta la fecha le siguen financiando su egolatría) y de Calderón, sobre todo cuando, me parece que el dueño de Bimbo y patriarca de la dinastía u otro de la misma clase, pagó la propaganda que identificaba a López Obrador como “un peligro”. Pero, en Sonora, a Calderón, una de las madres de los niños quemados en la Guardería ABC, le dijo en su cara: “¡Creíamos que otro era el peligro”, para entre líneas imputarle a Calderón que él es el peligro.

Y vaya que lo es. Ya que Calderón tiene a la Nación postrada por el desempleo, las pobrezas (de la miseria, la extrema pobreza y la pobreza a secas) y los baños de sangre que han acumulado, cadáver sobre cadáver, a 28 mil y no paran los homicidios, por la estrategia fallida del militarismo-policiaco contra los narcotraficantes. Matan a sus cabecillas, y de inmediato irrumpen nuevos capos que han sumido al país en la barbarie que los estadounidenses bautizaron como narco insurgencia y narcoterrorismo. Sólo la titular de Relaciones Exteriores no sabe lo que significan. Pues bien, hasta los empresarios, por sus intereses económicos (y no por miedo, ya que no pocas de sus familias viven en el extranjero), han soltado de vez en cuando sus críticas.

Ahora es el millonario, tal vez multimillonario, Alfredo Harp Helú (su ficha está en el Diccionario de Humberto Musacchio: Milenios de México), quien ha publicado un escrito (la responsable de su inserción pagada es Paola García, en Reforma: 28/IX/10). En ese texto a toda página, titulado: Razones para festejar a México, convoca a los mexicanos (obviamente de la clase intermedia, ya que desde el salinismo no hay clase media, pues ésta quedó degradada; intermedia entre los muertos de hambre o sea en la total miseria, la pobreza extrema y los pobres, y luego, pues, los ricos, los millonarios y multimillonarios), a mirar al futuro, cuando debería ser, en todo caso, al presente, pues ya chole con el lema “para nuestros hijos” y así sucesivamente.

En su último párrafo el millonario Harp Helú nos receta los fines a perseguir para celebrar, en lugar de lanzar pirotécnicos (aquí la crítica a Calderón quien derrochó… ¡tres millones de pesos!). En una serie de buenos propósitos, de los que ricos y millonetas pueden dedicarse a ellos. Pasa por alto Harp Helú que la política económica calderonista y la desconfianza empresarial no generan empleo y el que hay está muy mal pagado, lo cual acarrea pobreza, mínimo consumo, más delincuencia y que los militares y marinos para los que pide valorar sus acciones, estén violando los derechos de mexicanos que han muerto como “daños colaterales” según el vocabulario de Calderón. Es un texto “profuso, confuso y difuso”.