sábado, 20 de noviembre de 2010

¡¡Exijamos lo Imposible!!
La revolución de los ingenieros
Manú Dornbierer

Satiricosas

I had a dream Soñé que hoy 20 de noviembre de 2010 México celebraba la Revolución de 1910 en el Zócalo de la Ciudad de México. En un podium se encontraban cinco individuos desnudos, embarrados de melaza y con plumas pegosteadas para mayor escarnio popular. Estaban rapados y recordaban a todos los traidores de la Historia. Daban vueltas impulsados por el fuete de un verdugo encapuchado y sostenían cartelones cada cual con su número y nombre como las Miss México. A cada uno le llegaba el momento de subir unos escalones y detenerse bajo una inmensa pantalla de televisión en que se enlistaba a todo color y sonido sus innumerables crímenes contra la Patria. Eran los últimos cinco presidentes que México ha padecido: Miguel de La Madrid 1982-1988, Carlos Salinas 1988-1994, Ernesto Zedillo 1994-2000, Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006…) El público bramaba contra ellos y exigía que le fueran entregados para desollarlos vivos… En ese momento desafortunadamente desperté.

La Revolución de 1910 que sí es festejable por muchas razones, aunque se haya desvirtuado a lo largo del siglo XX cayendo como todas en lo mismo que combaten -el Poder Absoluto de unos cuantos sobre toda una nación- retomó y legó cuando menos algunas determinantes estafetas juaristas y ejemplos a seguir como el laicismo del Estado y la educación gratuita y obligatoria y sentó las bases para otras.

Y claro, la mejor manera de conmemorar el Centenario de la Revolución Mexicana, la primera del siglo XX, es continuar luchando por ideales, los de siempre y los que demanda la época.

Sin eximir de grandes errores y más de un crimen a los presidentes que produjo la Revolución, lo peor de lo que actualmente vemos y padecemos, como la involución de las conciencias a un yunquismo inquisitorial, se debe básicamente a la implantación del neoliberalismo en nuestro país que, si hay que fecharla, empieza en el sexenio de Miguel de la Madrid que fue el primero, con su paradójicamente subalterno-jefe Salinas, en “sonrojarse” de la Revolución y en empezar a deshacer sus principales logros. El primero fue el programa destructor de PEMEX y el mayor fracaso, hablando en términos humanistas, se debió posteriormente a Ernesto Zedillo cuando canceló la aplicación de los Acuerdos de San Andrés que, ni más ni menos, pretendían integrar a la Nación por fin a millones de indígenas mexicanos dándoles un status y una autonomía que reclamaban los pobladores originales, los primeros dueños del territorio.

Zedillo, hoy exitosísimo gringo, que escaló al poder por órdenes imperiales vertidas a través de Joseph-Marie Córdoba, al oponerse a la aplicación de los Acuerdos largamente pensados y elaborados, le robó a México la oportunidad de justicia, de integración real y de respeto para millones de seres humanos. Amén del inaudito robo de sus bancos amenizado por la flor del neoliberalismo asaltante que es el Fobaproa. Por cierto que demasiado tarde critica Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México en el momento del crimen, la extranjerización de la Banca. Y no hablemos ya de todo lo demás que le ofrendó a nuestras costillas Ernesto Zedillo a sus amados neoliberales, los ferrocarriles que nos quedaban, los puertos, etc.

Por fortuna, muchos en este país no se volvieron a aborregar no obstante la reimplantación de la sangrienta dictadura derechista de Calderón y sus protectores defraudadores de México. Los revolucionarios están, estamos, en pie de lucha, de revolución no violenta, como la 1910, pero no menos determinada a salvar a México. La sangre ha quedado en manos del debilucho gobierno, de los cárteles, de las fuerzas armadas. Los revolucionarios hoy no somos menos bravos, pero sí más pensantes y la revolución es cotidiana y cada cual la lleva a cabo en su ámbito que sea político como López Obrador y sus huestes y/o que sea petrolera como la de los admirables ingenieros que enarbolan “La Constitución del 17”, o todos los seres humanos que batallan en el mundo contra los mortíferos transgénicos de Monsanto, etc.

Le cedo ahora la palabra a otro ingeniero, Alfonso Hickman Sandoval, para que se sepa la verdad de Pemex, no la que lanza el telegobierno: Extraigo conceptos de su ponencia:

“Crisis generada desde el gobierno”

sigue la nota:
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=15&idTitulo=55496

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