domingo, 26 de junio de 2011

El que manoteó fue el usurpador

¡¡Exijamos lo Imposible!!
PROCESO:
Sicilia, después de Chapultepec
JOSÉ GIL OLMOS
26 DE JUNIO DE 2011

Su cerrazón demuestra que el presidente no es sensible
La presencia de García Luna, un signo más de intransigencia
Tal vez me faltó dureza, pero también con serenidad se gana
Yo también soy de mecha corta, pero no caí en la provocación;
 el que manoteó fue Calderón
Aceptó cargar las culpas y su costo moral; tendrá que 
 asumir su consecuencia jurídica
Cedimos el lugar pero ganamos voz y presencia públicas

Javier Sicilia aún no se recupera de las emociones contenidas durante las cuatro horas que duró el encuentro con Felipe Calderón en el Castillo de Chapultepec y confiesa que le molestó que el presidente haya mantenido su cerrazón de no cambiar la estrategia militar de combate al narcotráfico que, advierte, seguirá costando la vida de miles de mexicanos.

Frescas aún las sensaciones del encuentro realizado la mañana del jueves 23 entre las víctimas de la guerra contra el narcotráfico con el jefe del Ejecutivo y parte de su gabinete, el poeta precisa que no hay un problema personal con Calderón sino con el presidente de la República, quien ahora acepta que pasará a la historia como “el presidente de las 40 mil muertes”.

A las críticas que le hizo Sicilia de que no hay un solo dato positivo que sustente la eficacia de su estrategia de combate al crimen organizado, Calderón repitió en varias ocasiones que mientras no tenga propuestas viables para combatir el crimen organizado y la violencia que genera, seguirá usando al Ejército y enfrentará la crítica “aunque sea injusta”.

“Estoy abierto a revisar la estrategia pero, realmente, mientras no sea clara la alternativa, como usted dice, mientras no se pueda decir ‘es para este otro lado’ () creo que tengo que seguir en eso: combatiendo a los criminales y reconstruyendo el tejido social”, dijo Calderón casi al final del encuentro.
Sin dar ninguna posibilidad de ceder, Calderón dijo que desde el inicio de su gobierno no podía esperar ninguna reforma de ley ni limpiar las instituciones para actuar con la fuerza del Ejército contra el crimen organizado, como se lo remarcó el poeta en el encuentro.

“Si estuviera en la posibilidad de evitar un crimen y no tuviera más que piedras en la mano, lo haría con piedras, esperando que por lo menos tuviera aliento para hacerlo. Pero así hay que hacer las cosas en un México que está dolido. Hay que hacerlo con lo que tenemos, que no es poco lo que tenemos. El Ejército no es poco () podrá haber muchos prejuicios, podrá haber abusos que se han cometido y que, además, se esclarecen y tienen que castigarse. Podrá haber muchas cosas, pero no es poco lo que tenemos.

“Y eso es lo que hice, don Javier. Pudo ser un error, probablemente. Yo no lo creo. (….) La verdad es que no vi, en conciencia, otra forma de actuar.

Incluso ante la petición que le hizo Julián LeBarón de cambiar la estrategia y de que “mande un mensaje al mundo de que la violencia no termina nunca con la violencia, y así no sea recordado como el presidente de los 40 mil muertos y nosotros como una nación de salvajes y cobardes”, Calderón reviró:

“¿Que me gustaría que esta violencia terminara? ¡Por supuesto! Me gustaría ser recordado por las cosas que he hecho en la educación, por los hospitales que ya comenté, por las carreteras que ahora se han hecho () No. Probablemente voy a ser recordado por este tema y, probablemente, con mucha injusticia. Pero mire, don Javier, si algo comparto con usted es que cuando usted tiene un deber, tiene que hacerlo, y si cree que es su deber moral, tiene que cumplirlo, independientemente de lo que qué dirán.

“¿Cómo voy a ser recordado? Yo creo que en esa ética. Y sí, a lo mejor puedo estar equivocado, pude haberme hecho pato. Estoy dispuesto a rectificar, , nada más quiero ver con claridad en qué.”

“La verdad, prefiero, que se me juzguea veces creo que injustamente, en fin, la historia lo dirápor haber actuado, que por haberme quedado quieto () Yo prefiero asumir la crítica, así sea injusta, de haber actuado, a quedarme con el cargo de conciencia de haber visto el problema y, por conveniencia, no haber hecho nada.”

Grave obcecación

Entrevistado al término del diálogo, Sicilia reflexiona sobre la necedad de Calderón. “Lamentamos la cerrazón del presidente, que es muy poco sensible todavía para un cambio de óptica en la seguridad, lo cual va a seguir provocando los problemas que criticamos () Como se lo dije, nosotros no somos competidores políticos, somos ciudadanos, no tenemos nada que perder. Le dijimos que podía hablar, mostrarse humilde. Entonces bajó el tono”.

Recuerda que Calderón pidió propuestas para cambiar su estrategia y que por eso llevarán expertos en la materia que han visto otros modelos, para que planteen al presidente nuevas alternativas sin costos para la sociedad. Sin embargo, señala que esta obcecación del mandatario es tan grave como su declaración de pasar a la historia con la carga moral de ser “el presidente de los 40 mil muertos”.

“Calderón dijo algo terrible y peligroso que debería repensar. Que estaría dispuesto a pagar los costos morales de su decisión. Eso es grave. Un hombre no puede decir eso, es muy irresponsable”, advierte.

Dijo que puede pasar a la historia como el presidente responsable de miles de muertes.

Si quiere asumir sus costos morales, pues bueno… eso es grave. Cargar eso está difícil, cargar con la responsabilidad moral de las muertes está cabrón. Quisiera decirle que retire esas palabras porque son un despropósito, unas palabras que pueden poner en riesgo su propia vida.

¿Por qué?

Porque acepta los costos morales, acepta cargar con la culpa.

¿También porque podría tener una consecuencia jurídica?

Claro, puede ser sujeto de juicio en tribunales, aunque él habló de costos morales. Por eso digo que eso es mucho más grave que los costos jurídicos que seguramente vendrán. Creo que esto le abrió una posibilidad al presidente pero no supo, por el lado de la Ley de Seguridad Nacional, abrírsela. Debió haber dicho: “Sí, me equivoqué; , entrémosle a una nueva estrategia”. Pero en esa posición pagará los costos morales que pueden también volverse jurídicos.

“Él dice que lo asume, dice que es injusto. Yo no lo creo así. En mi discurso hablo de las responsabilidades como jefe de Estado frente a esas muertes, pero también hay que entender que hay corresponsabilidades de las procuradurías, de los jueces, de los gobernadores. () Lo terrible es que quiera cargar o asumir la responsabilidad moral y, al mismo tiempo, engañarse con no sentir el peso de lo que representa esa misma responsabilidad moral.”

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