miércoles, 31 de agosto de 2011

¡No dirá nada de los casi 100mil muertos!!

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Gobernar sobre cadáveres

Estado de los ESTADOS
Lilia Arellano

Negro informe en fiesta luctuosa

¿Rendirá FCH el parte de guerra?

México
, en la zozobra y el miedo

Gabinete
: ni pueden ni renuncian


“La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”.- Friedrich Nietzsche

Felipe Calderón enviará mañana
, con el titular de Gobernación, su informe por escrito a la Cámara de Diputados, espacio que le sigue vetado para dar cumplimiento formal a una de sus obligaciones. Eso y nada más. Ya cuando se trata de presumir, la fiesta y el lugar son otros. Aunque resulta absurda su explicación de que no será en el Auditorio Nacional donde dé rienda suelta a su protagonismo y revele sueños de un país maravilloso que solamente existe en su imaginación, sino que hubo un cambio y será en el Museo de Antropología e Historia donde se lleve a cabo el evento. Dicen que por los hechos ocurridos en Monterrey y en el comunicado advierten no razones de seguridad, ni eso, sino… de aforo. O sea se requiere de una mayor concurrencia, de un aparato para lucirse mucho más convincente que demuestre músculo, poder y no importa si es entre piezas arqueológicas o escribiendo las páginas negras de la historia.


Ahí hablará de obras, de educación, del Seguro Popular, de la creación de empleos, de la estabilidad financiera, presumirá las reservas internacionales, revelará que compró toneladas de oro para sostener al peso en su etapa más crítica, dirá que México es más grande que todos sus males pero también será la víctima, nos asegurará que nadie como él estuvo tan dispuesto a terminar con los delincuentes, que recibió un país inmerso en la corrupción y que ha luchado contra ello y nos dará cifras de los que han atrapado, de los grandes capos, de los miles de narcos tras las rejas y hablará del reconocimiento a la policía federal y a las fuerzas armadas. Nada dirá de otros renglones, de los que duelen, de los que conforman la existencia diaria de millones y millones de mexicanos que, de seguro, ni siquiera van a prender el televisor para no tener que enfrentar un mundo, un país que ahí les revelan y que les es totalmente ajeno.

No habrá una sola referencia a lo que se le ha dicho durante tres años consecutivos y que tiene que ver con esta guerra que ha ensangrentado al país. O, después de cinco años de gobierno, la frase, la exigencia de que cumplan con su papel ¿encontrará eco? Porque lo que está muy claro todos los días es que ni pueden ni renuncian. Hasta la saciedad está demostrado que no pueden, pero tampoco renuncian porque prefieren gobernar sobre cadáveres que asumir con dignidad su responsabilidad ética y política con un país que sobrevive en la zozobra, en el miedo y en la indignación.

Se habla de los más de 50 mil muertos. Pero también hay que hablar de lo que ha costado en recursos materiales. ¿Cuántas escuelas se pudieron construir con esos miles de millones de pesos destinados a una guerra sin destino? ¿Cuántos hospitales se pudieron construir con esa millonada de pesos que se están todavía destinando a una guerra que, más bien, parece un fuego de artificios? Son ya más decenas de miles muertos en esta guerra que inició como una ocurrencia para legitimar lo que las urnas no otorgaron. Pero son muchos miles más los mexicanos lisiados viviendo de la caridad, las viudas enfrentando la miseria más atroz, los niños huérfanos sin educación, y los padres sumidos en la tristeza por la pérdida de sus hijos.

Esa desolación social no se puede cuantificar. La pérdida de fe, de voluntad, de ganas de vivir y de luchar, no se puede medir en datos ni en gráficas, porque son los resultados de una política sin sentido que desangra y desmiembra al país. El sufrimiento, el dolor no caben en las estadísticas de la infamia que seguramente serán dadas a conocer mañana. Lo que se puede cuantificar, sin embargo, son los miles de millones de pesos que pudieron destinarse a la inversión social, para paliar desigualdades, porque en este sexenio las únicas estadísticas reales son las del aumento de la miseria en toda la geografía nacional.

Si en lugar de tener más policías el gobierno se hubiera propuesto apoyar a los campesinos, tendríamos mayor producción de maíz y de frijol, y no tendríamos que importar a altos precios estos productos, y el campo no sería el espacio de abandono que hoy es. Quizá con lo que se ha gastado en armamento, que no ha servido de nada más que para infundir miedo a la población pero no a los delincuentes, ya tendríamos dos nuevas refinerías en el país, y estaríamos importando menos gasolina con una sangría presupuestal que pagamos todos los mexicanos.

Esta guerra, nefasta, absurda y condenable como todas las guerras, es un negocio de alguien o de algunos. La mafia en el poder ha hecho de las armas y de la sangre su mejor negocio. Y en esta guerra, que es el negocio de unos cuántos, los mexicanos somos los que ponemos los muertos, el dolor, la tristeza y las lágrimas. ¿Alguno de estos renglones asomará en su voluminoso texto del jueves o se escuchará alguna referencia el viernes en su gran fiestón presidencial?

MAS
EXPLICACIONES


Aunado a la inseguridad se encuentra la inestabilidad y ésta queda al desnudo cuando nos percatamos de que en cinco años de gobierno, Calderón ni siquiera ha logrado contar con un gabinete estable, no tiene gente, lo abandonan debido a su carácter, a sus arranques, a su irritabilidad, a las fantasías, a las exigencias, a la prepotencia, al absurdo. Claro que ninguno de ellos ha cambiado de ubicación para irse al desempleo, bastante caro siguen cobrándonos las jornadas que soportaron al michoacano.
sigue leyendo:

No hay comentarios: