viernes, 30 de marzo de 2012

Si no hay justicia, no habrá seguridad

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Así sea
Manuel Bartlett

En una de sus apariciones en el podium donde predica cansinamente, con cobertura nacional televisiva, el presidente Calderón leyó un pugnaz discurso en evidente tono admonitorio: advirtiendo al Poder Judicial que le corresponde, además de cumplir la Ley, proveer justicia: para las víctimas de los delitos; para la sociedad agraviada por la impunidad, porque se incumplen los fines del derecho.

Justicia para que quien cometa un delito sea verdaderamente juzgado y castigado y que nunca la interpretación de la ley sea la rendija por donde escape, nuevamente, la impunidad. Justicia que pondere las garantías de los procesados, pero también los derechos de las víctimas; justicia porque la impunidad es poderoso estímulo para la reiteración delictiva; para los padres a los que les han arrebatado a sus hijos, a los hijos que no volvieron a ver a sus padres; para las viudas, extorsionados y secuestrados. Justicia para proveer seguridad, si no hay justicia, no habrá seguridad. Hay que recordar nuestras obligaciones elementales, para poder estar genuinamente al servicio de los mexicanos. (Fin de síntesis).

Medios y comentaristas entendieron que esta catilinaria, obedecía a la revisión del caso de Florence Cassez en la Suprema Corte, con un proyecto anunciado del ministro Zaldívar Lelo de Larrea proponiendo su liberación por graves violaciones en el proceso.

Dos días después, en la conmemoración del natalicio de Benito Juárez, ante el presidente Calderón, el presidente del Senado y los secretarios de Gobernación, Defensa y Marina, el presidente de la Suprema Corte, Silva Meza acusó recibo de la admonición y le dio debida respuesta: hoy los jueces y magistrados estamos atentos para aplicar el nuevo marco legal en materia de amparo y derechos humanos, para que imperen la justicia en la igualdad, no la arbitrariedad. No el abuso del poder, paso previo al autoritarismo y a la impunidad. No a la creencia de que la ley puede cumplirse a capricho. En el Poder Judicial queremos que imperen los valores y principios constitucionales. Hoy los Jueces estamos dispuestos a corregir las desviaciones y los abusos del poder. Como Juárez: sacrifiquemos los intereses personales, partidistas, políticos, económicos para así, desde la Constitución y la ley proteger los derechos de todos. Es posible sostener hoy que los juzgadores federales, al realizar nuestra labor interpretativa no debemos equivocar el rumbo. Hoy es preciso predicar con el ejemplo de la honestidad, y sobre todo de sumisión a la Constitución, a la única a la que los jueces la debemos. Respetemos a la división de poderes. Dejemos que las instituciones funcionen. (Fin de síntesis).

El texto presidencial, evidente presión pública para la Suprema Corte, contiene además acusaciones, de no juzgar verdaderamente, de hacer de la interpretación de la Ley rendija para el escape nuevamente, o sea reiteradamente de la impunidad; de no considerar los derechos de la víctimas a las que se refiere demagógicamente confundiendo justicia con venganza; imprudente, le recuerda al Poder Judicial que su obligación es servir “genuinamente a los mexicanos”, o sea de verdad, no falsamente. El Ejecutivo tiene todo el derecho de litigar sus posiciones respetando la división de poderes, no como tosca advertencia ante una inminente resolución. Intemperancia por defender a su secretario de Seguridad Pública como lo explicitó posteriormente el secretario de Gobernacióny a su guerra insensata, denunciada por organismos internacionales como violatoria de los derechos humanos.

La respuesta de la Suprema Corte por conducto de su presidente es puntual, rechaza el reclamo que implica la aplicación de la Ley a capricho y le recuerdan al Ejecutivo que el Poder Judicial sólo se somete a la Constitución. Así sea.

mbartlett_diaz@hotmail.com

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