martes, 25 de septiembre de 2012

Institucionalizar la esclavitud del sigloXXI

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Sinembargo
Reforma infame 
Sanjuana Martínez

En la agonía de su sexenio, Felipe Calderón quiere despedirse con broche de oro desde los confines del infierno. Y pretende decir adiós con el estigma de perversidad que lo acompañó desde el inicio de su sexenio.  

Felipe Calderón no quiere sólo decir adiós dejando un país en ruinas, desea irse dejando a perpetuidad la imagen del gran destructor. Se va, como un buque de guerra aniquilando todo a su paso.  

No le basta dejar un país devastado por su guerra, bañado en sangre con más de 100 mil muertos, sumido en el dolor con 300 mil desaparecidos y en la desolación frente al millón y medio de desplazados.  

Sus tentáculos voraces quieren más estragos, más pérdidas; buscan la ruina del eslabón más débil de la cadena de explotación. Y por supuesto buscan beneficiar a los mismos, a sus amigos, a los millonarios, los dueños de México.  

La reforma laboral de Calderón es una infamia. Su propósito es institucionalizar la esclavitud del siglo XXI. Significa la involución de conquistas laborales históricas como el derecho a huelga; la imposición de modelos externos del pago por hora, la flexibilización del despido o los contratos de prueba.  

De un plumazo, Calderón quiere aniquilar los derechos y las elementales prestaciones de ley, como seguridad social, antigüedad, utilidades, aguinaldo e incluso jubilación. El proyecto de reforma laboral habla de Calderón. Lo exhibe en su real dimensión, en su mezquina pequeñez. Es un retrato de su desprecio a la clase obrera, de su animadversión a generar bienestar social, algo que fue incapaz de hacer durante su mandato, condenando a los trabajadores a salarios de hambre, a niveles históricos de pérdida del poder adquisitivo.  

El texto es un engendro del inefable Javier Lozano. Difícilmente puede encontrarse en México un secretario más odiado por la clase trabajadora, un hombre que reúna todas las características malvadas del capitalismo salvaje; servil lacayo de los intereses de los poderosos. Su Biblia está basada en los preceptos del Consejo Coordinador Empresarial (CEE). 

Por tanto, no es de extrañar que la reforma carezca de sentido humano, que éste vacía de beneficios para la clase obrera. Tampoco es raro que proponga incrementar la explotación sin justa remuneración. No hay sorpresa alguna. Es más del mismo modelo que ha generado un endémico abismo entre ricos y pobres.  

Lo que verdaderamente resulta un escándalo, es que Calderón pretenda que se apruebe en 30 días. Aunque por otro lado, es una clara evidencia de que la iniciativa fue pactada con Enrique Peña Nieto. Ambos intentan pulverizar los exiguos salarios de los trabajadores y convertir al país en un claro modelo neoliberal de esclavos y amos.  

Y es que la reforma violenta los preceptos de la Organización Internacional del Trabajo sobre libertad sindical. Calderón pretende, a dos meses de irse, “transparentar” los sindicatos para exigirles rendición de cuentas. Esos mismos sindicatos, como el SNTE, con su líder vitalicia, Elba Ester Gordillo, que le ayudaron a sentarse en Los Pinos. Quiere hacer en 60 días, lo que no hizo en seis años.  

Peor aún, hay expertos en materia laboral que consideran que la reforma de Calderón viola por lo menos 28 tratados internacionales sobre libertad sindical, negociación colectiva, igualdad de oportunidades, seguridad, salud y estabilidad en el trabajo; tratados que ya han sido firmados por el Senado y que se supone deben ser respetados.  

A las mujeres que representan el 42 por ciento de la fuerza laboral, tampoco les va bien. De los casi 19 millones de mujeres trabajadoras el 55 por ciento percibe apenas dos salarios mínimos, por lo que, un modelo por horas, inestable y precario, empeoraría su situación. Además, la reforma plantea ofrecer cuatro semanas de descanso para las mujeres después del parto, no antes del alumbramiento. Un descanso que debe ser a solicitud de la trabajadora bajo la condición de autorización del IMSS o el ISSSTE y con el consentimiento del patrón.  

En cuanto a los jóvenes, el panorama no es más alentador. ¿Cómo conseguirán un empleo estable los 7 millones de “ninis” con una reforma laboral que incluye la subcontratación o el outsorcing? 

En cualquier país del mundo, con este tipo de reforma, las calles estarían llenas de gente. La fuerza productiva se ha echado a la calle en España o Grecia con huelgas generales e incluso estallidos sociales.  

Aquí, los sindicatos han amenazado con ir a la huelga. Habrá que esperar para ver si los intereses particulares de sus enriquecidos líderes permiten cumplir la promesa. En la eterna discusión sobre los sindicatos vendidos con el patrón, se debe incluir que detrás de un líder sindical charro, hay un empresario charro, capaz de sobornarlo con grandes cantidades de dinero, e incluso, capaz de hacerlo millonario, a cambio de seguir negociando salarios de hambre para la clase trabajadora. En definitiva, el reflejo de los malos sindicatos, no es más que la imagen vergonzosa de algunos empresarios hambreadores.

El México de Calderón se desmorona, mientras él evoca en tono motivacional la necesidad de que los mexicanos tengan una actitud positiva ante la vida. “La felicidad”, dice “estriba en hacer el bien”. Habría que preguntarle qué tan feliz se siente al dejar Los Pinos con el panorama desastroso que nos deja.
SINEMBARGO.MX

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