jueves, 27 de septiembre de 2012

Trabajo precario no es fuente de progreso

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Reforma laboral lesiva 
Ricardo Monreal Avila

Está por consumarse la regresión más grave en materia de derechos y conquistas laborales desde hace casi un siglo, cuando se aprobó en la Constitución (artículo 123) el derecho de huelga, de asociación, la jornada de 8 horas y un régimen de seguridad social para los trabajadores y sus familias.

PRI y PAN preparan una reforma laboral “estructural”, que no es otra cosa que el desmantelamiento del régimen de protección de los derechos de los trabajadores del país. Los puntos lesivos más importantes de esta medida son: introduce el contrato por hora, fragmentando el salario en hasta 7 pesos la hora; incorpora contratos a prueba, improrrogables, afectando la incorporación de las y los jóvenes al mercado de trabajo; prorroga contratos laborales por materia de trabajo, a discreción del patrón; elimina la antigüedad como factor de ascenso laboral (desaparecen los escalafones); facilita el despido de los trabajadores, permitiendo que pueda hacerse sin notificación oficial en el centro laboral, enviando simplemente un correo; limita a un año el pago de salarios caídos; legaliza la subcontratación de mano de obra, el llamado outsourcing, sin prestaciones ni seguridad social para los trabajadores.

Le llaman reforma “laboral” porque se presume que promoverá el empleo, al flexibilizar los requisitos de contratación de la mano de obra, pero en realidad es una reforma patronal, porque antepone los intereses de los empleadores y deja en la indefensión los intereses de los trabajadores, al desconocer armas de defensa jurídicas esenciales como el contrato colectivo, la jornada mínima de 8 horas y el régimen de prestaciones sociales.

Es importante considerar que las naciones europeas actualmente en crisis económica sistémica, como Grecia, Portugal, Italia y España, que tienen severas presiones fiscales, de pensiones y altos índices de desempleo, todas ellas tienen un régimen de flexibilización laboral como el que ahora buscan imponer PRI y PAN. El outsourcing y el pago por horas de trabajo lejos de fortalecer el ingreso de los trabajadores, debilitó severamente el ingreso familiar, el ingreso fiscal de los gobiernos y los fondos de retiro de los trabajadores, ya que estos rubros vieron caer sus ingresos, mientras que el factor capital vio crecer sus ganancias.

El pago por horas es propio de economías con dos características clave: procesos productivos altamente tecnificados y mano de obra altamente calificada. Ninguna de las dos presenta la economía mexicana de manera dominante, ya que la alta tecnificación y alta capacitación laboral sólo se presenta de manera aislada, en ramas especializadas.

El perfil dominante de nuestra economía es el de la precariedad en casi todos los órdenes (tecnológica, laboral, educativa, salarial, de seguridad social), lo cual se refleja en su estructura laboral desigual y con ingresos persistentemente a la baja (la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores ha sido del 75% en los últimos 20 años). La precariedad es de tal magnitud que, de acuerdo al Inegi, hoy gana más por hora un vendedor ambulante ($28.26 pesos) que un empleado formal del sector público ($22.73) o del sector industrial privado ($21.34). Por eso cada vez hay más maestros en el ambulantaje, doctores empleándose como taxistas y policías en la delincuencia organizada.

Al instituir el pago por hora, el primer efecto de la reforma laboral del PRIAN será reducir a la mitad el ingreso de los futuros trabajadores formales. De ser aprobada, habrá una explosión del trabajo informal en las calles del país, un repunte en la emigración ilegal y, sobre todo, el engrosamiento del ejército de reserva de la delincuencia. Si ya existe todo esto, con la reforma laboral “estructural” se redoblarán esas tendencias.
 
Quienes piensan que con la flexibilización del trabajo se incrementará la productividad y la competitividad de la economía mexicana, están completamente equivocados. Los países que en las últimas décadas han logrado incrementar su participación en el comercio y en el flujo de inversiones internacionales se debe a que poseen mano de obra calificada y una alta inversión en infraestructura productiva, previamente desarrollada. Son los casos de economías emergentes como China, India y Brasil.

En México no existen esos factores económicos, por lo que la contratación por horas no resultará en un incremento del nivel de vida de los trabajadores, sino en una depauperización de los mismos.

Por último, la flexibilización del empleo está en la base de la crisis de pensiones que hoy se observa en Europa y Estados Unidos. Al no obtener un ingreso digno, los trabajadores y empleados, en el mejor de los casos, no tienen forma de ahorrar para su retiro; al no ahorrar en su etapa productiva, los jubilados se retiran con magras pensiones, que posteriormente los gobiernos y trabajadores jóvenes deben financiar. La fórmula de esta debacle de pensiones es bien conocida: salarios de hambre se traducen en pensiones de hambre.

La reforma laboral que necesita el país va en otro sentido. Se debe evitar la precarización del empleo y en su lugar promover el empleo sustentable, que permita la reactivación, no la depauperización del mercado interno. A los legisladores del PRI y del PAN se les olvida que en la pobreza no hay desarrollo posible.
Henry Ford, hace más de cien años, explicó la regla de oro del capitalismo liberal: “Hay una regla para los empresarios, que es: Producir la más alta calidad posible al menor costo posible, pagando los salarios más altos posibles”. El capitalismo del PRIAN (un capitalismo salvaje: de compadres, cuates o cómplices) hace exactamente lo contrario: produce con la peor calidad posible, a los precios más altos posibles y con los salarios más bajos del Continente Americano (sólo superados por Haití). Peor, imposible. A estos legisladores, Henry Ford ya los hubiera corrido del Congreso.

Además de buscar el fortalecimiento salarial, una reforma laboral alternativa debe promover los siguientes objetivos: voto universal, directo y secreto para la elección de las dirigencias sindicales; derogación del apartado B del artículo 123 constitucional, para que los trabajadores del Estado tengan acceso a todos los derechos laborales; obligación de la Cámara de Diputados de establecer el monto del salario mínimo cada año; creación del seguro del desempleo a nivel nacional; sustitución de las Juntas de Conciliación y Arbitraje por Juzgados y Tribunales Laborales que formen parte del Poder Judicial; igualdad sustantiva de derechos y salarios entre trabajadoras y trabajadores; castigo al acoso laboral y al hostigamiento sexual en el trabajo; democracia sindical, más salario y protección del empleo.

La reforma laboral que está por aprobarse es lesiva no sólo para los trabajadores, sino para las finanzas públicas y para la economía nacional. El trabajo precario no es fuente de progreso, sino de retroceso nacional.

ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx
Twitter: @ricardomonreala

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