domingo, 23 de junio de 2013

El panismo se pudrió

¡¡Exijamos lo Imposible!!  
Homozapping 
Cordero, dinero y poder, el panismo se pudrió 
(Primera Parte
Jenaro Villamil 

Primera parte del reportaje original publicado en Proceso No. 1912.

A mediados de abril de este año, el entonces coordinador de la bancada del PAN y presidente de la Mesa Directiva del Senado, Ernesto Cordero, sostuvo una reunión privada con Luis Videgaray, secretario de Hacienda del gobierno federal y contemporáneo del panista en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).  

Sin rodeos, Cordero emplazó a Videgaray para que el gobierno de Enrique Peña Nieto definiera a quiénes quería como interlocutores en el Pacto Por México: si al grupo de Gustavo Madero, dirigente nacional del PAN, al que le quedaban “sólo unos cuantos meses”, o al grupo que él encabeza en el Senado, a quienes “nos quedan cinco años” desde su control en la cámara alta.  

Desde ese momento, quedó claro que la disputa entre corderistas y maderistas al interior de la bancada de 38 senadores del PAN no era por el contenido y el método de las reformas aprobadas en el Pacto por México sino por la interlocución política con el gobierno priista.  

Tan claro quedó para varios observadores internos y externos del PAN que el mismo Cordero se proclamó el 20 de junio aliado de Peña Nieto en favor de la reforma constitucional para abrir Pemex a la inversión privada, al día siguiente de modificar los estatutos de la bancada para quitarle el control administrativo y político a su sucesor, Jorge Luis Preciado.  

Cordero, en el papel de coordinador de facto, pasó por alto la propia regla del estatuto reformado que estableció que el coordinador de la bancada sólo podía hacer y declarar políticamente acatando la decisión de la mayoría de los 38 legisladores.  

“Le quiero mandar un mensaje al presidente Peña Nieto desde aquí en el tema energético. Que no se desanime, que puede modificar la Constitución y hacer una reforma de a de veras en el sector energético”, sentenció Cordero en rueda de prensa.  

“Que los legisladores del Partido Acción Nacional estamos dispuestos a resolver de fondo el asunto, que queremos una reforma que verdaderamente genere empleos, que genere inversión en México, que nos dé insumos energéticos a precios competitivos a todos los mexicanos y que verdaderamente sea una palanca de desarrollo…Entendemos que para eso hay que hacer una reforma a fondo que necesariamente pasa por modificar la Constitución”, abundó Cordero.

-¿Respaldo absoluto a Peña entonces senador?se le cuestionó.

-Es un respaldo absoluto a una reforma energética de fondo, de a de veras, no cosmética, y para eso el gobierno, si quiere analizar la propuesta que haremos los legisladores del Partido Acción Nacional, ahí vamos a estar.  

No fue la primera vez que Cordero, el “delfín” de Felipe Calderón y uno de sus colaboradores más leales antes y durante su gobierno, resultó contradictorio en sus declaraciones frente al gobierno federal priista.  

En el mismo mes de abril Cordero negoció con Videgaray la aprobación en el Senado, como cámara de origen, de la reforma constitucional para regular la deuda de los estados y municipios, a pesar de la polémica con los diputados federales. El líder de la bancada priista, Manlio Fabio Beltrones y otros coordinadores le reprocharon a Cordero que el Senado estaba invadiendo las facultades constitucionales de la Cámara de Diputados.  

A pesar de esto, la reforma para regular las deudas estatales y municipales se aprobó el 18 de abril con 100 votos a favor, 8 en contra y 4 abstenciones. El senador perredista Mario Delgado votó en contra de esta reforma y advirtió en tribuna que los cambios constituían un nuevo “Fobaproa de las deudas” porque “regula endeudamientos que han estado escondidos” desde la época en que el propio Cordero era el titular de Hacienda en el gobierno de Calderón.

Para el senador Javier Corral, uno de los más claros adversarios del grupo corderista en el Senado, la disputa que se ha ventilado públicamente en las últimas semanas constituye un pleito “cínico” por el manejo del fondo de 210 millones de pesos que distribuye discrecionalmente el coordinador de la bancada, pero también por el poder y la interlocución política de lo que él llama “el calderonismo residual”.  

“El calderonismo residual representa este tipo de PAN que ya no queremos: el que protesta contra el Pacto por México, porque los únicos pactos que valen son los que ellos realizan; porque las únicas negociaciones oscuras son las que ellos encabezan; porque la única opacidad que defienden es cuando ellos están al mando;, ese PAN que nos hundió como gobierno y que ahora quiere dividirnos como bancada y como partido”, escribió Corral en su blog Rotafolio.

Cercanía con Calderón 

La fractura al interior del PAN quedó marcada desde la definición de la lista de los candidatos plurinominales al Senado en el 2012. Los más importantes colaboradores del gabinete de Felipe Calderón garantizaron una posición privilegiada para acceder a la cámara alta, empezando por el propio Cordero, quien perdió la contienda interna frente a Josefina Vázquez Mota.  

Cordero llegó al Senado con el mismo sello que ha marcado su vida política: su cercanía con Calderón. Ambos se conocieron en el ITAM, donde fueron alumnos de Georgina Kessel, a la postre secretaria de Energía calderonista. En el 2000, Cordero fue presidente de la Fundación Miguel Estrada Iturbide, un organismo de asesoría política del PAN, a propuesta de Calderón.  

Fue jefe de asesores, subsecretario, secretario y supersecretario de Haciendael primero panista- durante el sexenio de Calderón. Y finalmente, un frustrado candidato a la presidencia de la República.  

El primer círculo calderonista recuerda que Cordero se convirtió en el colaborador más importante y de mayor confianza de Calderón, a raíz de la muerte de Juan Francisco Mouriño, en el avionazo de 2008. Su prueba de lealtad máxima fue renunciar en 2004, junto con Calderón, a la Secretaría de Energía en el foxismo para ir por la aventura de la candidatura presidencial del 2006.  

En enero de 2008 Calderón lo nombró titular de la Secretaría de Desarrollo Social y menos de medio año después, en 2009, lo designó para sustituir a Agustín Cartens, al frente de la Secretaría de Hacienda. Por el apoyo recibido del entonces primer mandatario, Cordero fue considerado un ministro plenipotenciario con injerencia en todos los temas de la agenda nacional: desde la epidemia de H1N1 hasta la definición de la política energética, la comunicación social y el control de las dos principales paraestatales del país (Pemex y CFE).  

El equipo de Cordero se fortaleció al interior del calderonismo. Impulsó a José Antonio Meade, al frente de la Secretaría de Energía. A Dionisio Pérez Jácome como titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Alejandra Sota, titular de Comunicación Social, fue su principal aliada frente a los medios de comunicación. Antonio Vivanco, otro de sus protegidos, quedó al frente de la Comisión Federal de Electricidad. Como titular de Hacienda participó en el Consejo de Administración de Pemex.

Perdió la candidatura presidencial frente a Josefina Vázquez Mota en una contienda interna que demostró los niveles de rudeza a los que puede llegar el propio Cordero en pleitos por el poder. Desconocido por más de la quinta parte de la poblaciónsegún la encuesta Mitofsky-, Cordero se hizo famoso por una desafortunada argumentación que quería presumir el avance de la clase media en el calderonismo. Así lo dijo el 20 de febrero de 2012:

 “Hay familias mexicanas que con ingresos de seis mil pesos al mes tienen crédito para una vivienda, tienen crédito para un coche, se dan tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada, y están pagando colegiaturas”.

Su desafortunado alegato le generó una ola de críticas en las redes sociales. “¿Cómo quiere ser delfín alguien con tacto de elefante?”, preguntó un tuitero. En Facebook se creó un grupo de burla con la frase: “Yo quiero que Ernesto Cordero administre mi quincena”.

Continúa mañana

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