domingo, 28 de julio de 2013

Luchar contra las injusticias es un derecho

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Viajero frecuente
Jorge Lara Rivera

Es común que la clase media tienda, histérica, por paramnesia sugerida mediáticamente a criminalizar en bloque las manifestaciones del descontento popular. Con ella coincide la llamada gente “de orden” (abogados, ingenieros, médicos, arquitectos, etc.) que requieren condiciones de seguridad pública para ejercer sus profesiones liberales, y asimismo clérigos y militares aunque por diversas causas. Pero una cosa es asustarse y otra ser ciego a la miseria del entorno y sordo al clamor social urgiendo a sus líderes a atenuar la inequidad alevosa

Es innegable que en el actual predicamento de desafío a la Carta (Magna) se requiere mucho más complemento de inversión y desarrollo social en lugar del simple rebasamiento de la proporción entre el número de personal de corporaciones de seguridad pública por cada 100 mil habitantes.

Pensar que hay quienes quieren acabar con el gasto social descalificando por “asistenciales” programas de desarrollo social pues apenas abatir la pobreza, aunque omiten la enorme disminución de recursos invertidos en ese rubro durante los últimos 12 años.

En México hay 70 mil elementos policiacos más que la cifra recomendada por la ONU a partir de experiencias de países integrantes con mayor desarrollo, o la continuación del fallido enfoque represor del fascista régimen anterior, cuyo saldo sangriento remonta las 103 mil muertes violentas, 25 mil (que tristemente podrían estarlo) ‘ausencias involuntarias’ o ‘desapariciones forzadas’, 60 mil exiliados, 250 mil desplazados, 40 mil huérfanos. Aparte los 72 mil centroamericanos indocumentados que, según denuncian sus madres, han desaparecido mientras atravesaban México en ruta a Estados Unidos. Y el triste récord mundial de peligrosidad para el oficio que nuestro país ostenta: 100 periodistas ejecutados y otros 16 comunicadores “desaparecidos”.

Respecto a la paridad entre aumento del número de policías por cada 100 mil habitantes y disminución de índices delictivos hay desacuerdo con investigaciones independientes que denuncian que el dato no ofrece certeza; en cualquier caso, existe un límite a partir del cual el incremento de aquéllos no influye ya en el abatimiento de los delitos. Pero es que, además, la rebelión contra la injusticia y la tiranía es derecho natural, humano, inalienable, de los pueblos aunque, pretensiosos, algunos órdenes jurídicos la declaren ilícita.

Llegar a ella requiere un asaz hartazgo social por el cual, no teniendo más que perder que sus cadenas y el hambre de sus hijos, empieza a despreciar la propia vida al punto de arriesgarla para cambiar el calamitoso estado de cosas.

Orillar a desesperación a los pueblos y provocar imprudentes la ira popular y reprimir en sangre sus válvulas de escape, por lo común generó revoluciones y cambios radicales a costos muy altos a través de la historia. La política de tierra arrasada es un lujo que sólo pueden arrogarse hasta cierto punto los muy ricos que ven arruinarse sus dominios y muchas veces han desembocado en tiempos violentos peores a los previos, tierra sin ley y hambrunas con muertes ingentes. Ni los índices de desempleo, informalidad económica, analfabetismo, desnutrición y violencia, herencia maldita de la administración genocida de Felipe Calderón Hinojosa, “como nunca antes” legada por algún gobierno de la posrevolución, debieran disuadir de alentar atizar el fuego.

Así, resulta inadmisible que beneficiaros, cómplices cuando no culpables directos de estas catastróficas condiciones, se las den de ofendidos ante ellas o se erijan en pretendidos salvadores de la situación, como en el caso del Michoacán azolado por el narco cuyos tentáculos crecieron exponencialmente en el sexenio anterior y donde la impunidad tolerada a lo largo de sucesivos gobiernos perredistas eclosionó.

Especialmente repudiables resultan los pronunciamientos del mezquino Gustavo Madero Muñoz y la infame estulticia de Luisa María “Cocoaína” Calderón Hinojosa, usufructuaria de esas lacras.

El flagelo de la violencia aún se circunscribe a no pocas zonas del país, mas identificables, pero no debe esperarse a que se generalice. Ha sido fuente de propaganda perjudicial a México en el extranjero; no obstante, la cautivadora calidez de nuestra gente y la deslumbrante belleza y variedad de los atractivos naturales y culturales el país sigue imantando al público desde las cuatro esquinas del mundo.

Mal que le pese a panistas emboscados en medios públicos por 147 mil pesos al mes (según el portal de Transparencia), Claudia Ruíz Massieu Salinas ha puesto en claro que pese a las “alertas” y prevenciones estadounidenses generales con respecto a nuestro país (las cuales solicita sean específicas evitando la distorsión de la imagen de México), sin derroches absurdos e ineptos del calderonismo en futilidades como los despilfarros en “lobbies” y campañas publicitarias superfluas perpetrados por la voraz Gloria Guevara Manzo y su inútil predecesor Rafael Elizondo Torres, el turismo ha registrado este semestre un modesto crecimiento con respecto a 2012 en el flujo de visitantes de ese país hacia destinos tradicionales del nuestro, incluido Acapulco y Vallarta. Eso a pesar de la lastimosa condición en que el sexenio genocida dejó al sector. Y es que no obstante la persistencia de la entonces excusa esgrimida de la situación de la economía estadounidense, el pretexto de la inseguridad de la frontera mexicana, lo equivocado cuando no ausencia descarada del trabajo de promoción del país que dejó de hacerse durante tantos años, y el hecho real de que en este campo el esfuerzo tiene que seguir año tras año aunque los beneficios sólo se ven a largo plazo, pues las cosas no cambian súbitamente de uno a otro, hay un “repunte” alentador en los principales indicadores de la industria turística de México con respecto al mes de junio, pese a no estar en lo que los expertos del ramo “turistero” llaman “temporada alta” que se constata en el incremento del 7.7% (según el Banco de México) en la derrama de divisas por visitantes internacionales.

Incluso en la dinámica del turismo nacional hay signos positivos, pues en las primeras 15 semanas del año la ocupación hotelera en los 70 principales destinos turísticos de la República registró crecimiento de 6.8% en comparación con igual período del año pasado. Y es que la llamada “industria sin chimeneas”, una actividad primordial, representa el 9% del PIB y da empleo directo a 2.5 millones de mexicanos, además de ser la 3ª fuente de divisas internacionales para el país

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