lunes, 23 de diciembre de 2013

Vil aumento al mínimo $2.50 pusilánimes

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Además de canallas traidores, sinvergüenzas
María Teresa Jardí

Así como se inventaron, por un psicólogo gringo o en todo caso, al servicio de imperio, las tarjetas que al dinero en plástico han convertido a manera de otra forma de control ciudadano, la CFE está emitiendo recibos de luz con desmesura exagerados, de 400 pesos a mil quinientos, de 800 a dos mil pesos, para que Peña pueda decir dentro de unos meses que se cumplió su aseveración de que-con la venta de la Patria—- el costo de la luz, para los mexicanos, bajaría.

Al final de su criminal sexenio por aquello de llevar en la mano alguna carta de presentación para Harvard, donde ya le aguarda la cátedra de entreguismo, donde enseñará que para vender a la patria se necesita formar a productos televisivos, con mano dura, eso , y que den ejemplo, desde el primer día, de que son capaces de cobrar venganza para imponer el miedo y doblegar al pueblo que debe ser visto como una simple marioneta. Para que Peña pueda decir, al menos, que bajó el costo de la luz, que no bajará, entre otras cosas, porque ya no será del pueblo mexicano la generación de ese bien básico ni nada que se le parezca, la CFE vuele a las andadas expidiendo recibos con costos aberrantes a manera de que el producto televisivo pueda decir que cumplió, cuando se vea obligado a rectificar al alza real que se imponga con la venta, so pena de que “el populacho” regrese a “los diablitos” de manera generalizada o, de plano, a la luz de las velas, si alcanza para adquirirlas, porque con el “generoso” aumento al salario mínimo, de dos pesos cincuenta centavos al día, no creo que tampoco alcance para comprar velas.

Todo se ha duplicado en el último mes del año. El agua al doble en el último bimestre de lo que se pagaba antes. La luz, el gas, todo antes del ramalazo de enero con el que de nuevo se duplicará los costos de todo para los pobres. Qué se le va a hacer. Los ricos estarán muy cansados de sus caras vacaciones navideñas y ni modo que saquen de sus inversiones para hasta los chicles que los pobres en México pagamos a los mafiosos que el poder y la gran empresa controlan, amén de los masivos medios de comunicación desinformantes y deseducadores y los hijos caprichosos que compran coche de dos millones de dólares y bolsos de 7 mil dólares. No, pobrecitos, ellos, que gastan tanto y que insolidarios los que se quejan, a pesar de haberles concedido el producto televisivo, como gracia, un aumento al mínimo, de dos pesotes con cincuenta centavos.

A un amigo jubilado, que cobra 2,500 pesos de pensión, le llega un recibo de luz por mil quinientos pesos y al ir a reclamar, por lo que considera un error, con altanería chabacana la joven que lo atiende le dice que primero pague y que, además, tiene que cambiar el medidor. Y al preguntar él por qué tiene que cambiarlo si no han ido a ver si ya no sirve. Le responde: que porque todos así vamos a tener que cambiar los medidores. Porque , porque los que mandan y viven a costillas del pueblo pobre, así lo han decidido y sanseacabó. El trato vejatorio como impuesto y tolerado como regla. En este caso, por boca de deseducada televisiva que hasta se sueña princesa porque está sentada, temporalmente, detrás de una mesa, cobrando un salario de hambre, pero soñando que ese salario, le da el poder de agredir, incluso con sus amenazas, al otro, quizá incluso menos miserable de lo que ella es, aunque así no se vea.

Es una burla el aumento de 2 pesos con cincuenta centavos al salario mínimo y hay quien se atreve, porque se sabe impune; en otro lugar del mundo, una declaración así ameritaría el cese y la inhabilitación del funcionario de quinta, a decir que los indígenas no beben leche porque les hace daño.

No, señores peñistas, no beben leche porque no tienen para pagarla. Y toman el veneno embotellado, llamado Coca-Cola, porque necesitan el aditivo dulce que le ponen para hacerse la ilusión de que les hace recobrar las fuerzas, que el hambre, que pasan, les quita

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