jueves, 2 de enero de 2014

Apachurremos a la oligarquía este 2014

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Llegó la hora de luchar por la vida
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

El año 2013 concluyó con una triste temporada navideña, luego de un año sin crecimiento real en el país. La tónica del nuevo gobierno federal, que inició sus labores un año antes, fue la contracción presupuestal. El gasto público se ejerció de manera deficitaria, en rubros incluso fundamentales como el de obras públicas, no obstante que Pemex siguió generando ingresos a niveles históricos, gracias a que el petróleo mantuvo su precio de alrededor los cien dólares el barril en el mercado internacional. Enero de 2014 presagia iguales dificultades para la sociedad, porque inicia con un aumento más a las gasolinas, cuyas repercusiones se dejan sentir de inmediato en más presiones inflacionarias.

La inercia del año que acaba de terminar será una carga de pormuy pesada para la economía popular, de ahí el imperativo de que se ejerza el gasto público sin restricciones incomprensibles, sino con un realismo ajeno a subterfugios que nadie entiende. Este deberá ser el primer propósito del año que inicia su marcha, a fin de hacer menos pesada la carga. En el gobierno federal se afirma que con la aprobación en el Congreso de las reformas estructurales, no hay justificación para nuevos fracasos o un estancamiento económico similar al del año 2013. Sin embargo, sin presión popular las cosas seguirán iguales o peor.

Se aprobó un presupuesto federal sin precedente, de 4 billones de pesos, que ejercido con honestidad y racionalidad permitiría evitar más fracasos. Con todo, es preciso ejercerlo con un elemental sentido social a fin de que se obtenga un resultado progresista, aspecto imposible en el marco del neoliberalismo. Es fundamental que se destine también a renglones que generen un crecimiento real, pues no tendría caso derivarlo a actividades que sólo favorezcan especulación y mayores presiones inflacionarias, lo que también parece imposible con la derecha en el poder.

Este año 2014, se cumplirán dos décadas de haber sido puesto en práctica el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). La convicción generalizada es que no ha traído beneficios tangibles al país, sino al contrario. Se frenó el desarrollo del campo y se propició una emigración interna muy negativa en la mayoría de los casos. Fruto de ese tratado ha sido también el desequilibrio en el transporte público, pues la contraparte estadounidense jamás ha respetado la reciprocidad a la que debía sujetarse, en detrimento de los transportistas mexicanos.

Tal situación se complicó con la privatización de los ferrocarriles mexicanos, medida que afectó gravemente al país al privarlo de un medio de transporte barato y eficiente. De ahí que se tenga también la convicción de revisar dicho acuerdo trilateral, pero para finiquitar injusticias. Sin embargo, sin una firme presión popular será imposible suponer que haya una mínima voluntad gubernamental para dar ese paso patriótico. Se trata de un objetivo irrenunciable para propiciar una elemental conciencia de cambio progresista. El 2014 debe ser el del inicio de tal conciencia, bajo la directriz de una organización de izquierda verdadera, ajena a sectas y partidos. En este sentido, MORENA tiene la obligación histórica de encabezar la lucha a favor de una democracia participativa que acabe con los abusos de la oligarquía y el entreguismo del grupo en el poder.
Otro aniversario este año, el primero de enero, es el del levantamiento armado del llamado Ejército Zapatista. Se le considera la primera gran protesta organizada contra los abusos del neoliberalismo, el primer grito desesperado de un pueblo largamente humillado y marginado. En veinte años, sin embargo, el modelo que agudizó las arbitrariedades contra los pueblos más indefensos, se mantiene con firmeza. No importa que ello sea resultado de cada vez más cuantioso gasto público en el fortalecimiento de las fuerzas armadas.

En veinte años ha quedado plenamente confirmado que el neoliberalismo es la causa de los males que tienen a México en una postración penosa. También es un hecho que la oligarquía no va a renunciar a sus privilegios por las buenas, sino mediante presiones populares firmes, perfectamente organizadas por una vanguardia política progresista, ajena a camarillas corruptas. Este año debe ser el del inicio de una lucha de clases en la que el pueblo pase a la ofensiva, de manera articulada y sin dar un mínimo margen a provocaciones de los fascistas en el poder

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