miércoles, 1 de enero de 2014

Que horror de País nos receta el EsPurioN

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
2014: los retos de Peña
Sanjuana Martínez

1.- Seguridad: el señor Enrique Peña Nieto termina mal el año. No alcanza el aprobado. Suspende en casi todas las asignaturas, pero en la que salió reprobado y por los suelos, fue en su obligación de salvaguardar la integridad de los mexicanos. Terminó su primer año de gobierno con casi 19 mil muertos, un promedio de 1,583 homicidios por mes. Durante su primer año del sexenio se reportan en todo el país 16 mil 736 homicidios dolosos, ocho mil 17 extorsiones y mil 704 secuestros, según datos oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública y de acuerdo a las denuncias interpuestas en agencias del ministerio público del país. El gobierno quiere hacernos creer que hay una ligera baja en los números, pero esto no es suficiente para que los ciudadanos se sientan seguros. Es decir, el señor Peña Nieto no ha sido capaz de ofrecer un plan de políticas y estrategias que mejoren estructuralmente la seguridad. Tampoco ha cumplido su promesa de profesionalizar el aparato de formación para tener una policía nacional mejor preparada. La cacareada Gendarmería es una quimera. México sigue siendo un país peligroso para vivir. La connivencia de las policías con el crimen organizado sigue siendo una realidad.

2.- Corrupción: ese mal endémico de México aumenta cada día con el PRI en el poder. Pareciera que los priístas alimentan al monstruo. La impunidad es la mejor vitamina para fortalecer el robo a manos llenas de caudales públicos de gobernadores, alcaldes y funcionarios de alto, medio y bajo nivel; sin hablar de las policías, ministerios públicos y jueces. Ser corrupto en este país está bien visto. Ya ni se condena públicamente. Los corruptos conviven con los decentes sin recibir el menor rechazo. Ser corrupto, se ha convertido en algo aceptable pues. Muchos son los que aspiran a un puesto público o de elección popular para enriquecerse. En eso se ha convertido el servicio público y la política. Es un trampolín para dejar la clase media o la pobreza y pasar en poco tiempo a ocupar un lugar destacado en la larga lista de prósperos funcionarios. El sistema está podrido. Se requiere una refundación de la República para acabar con el cáncer. Ninguna iniciativa del señor Peña Nieto está destinada de manera efectiva a reducir el alto índice de corrupción. México sigue ocupando uno de los primeros lugares de países corruptos en el mundo. Y se supera a mismo. No es para menos, la corrupción carcome los cimientos de Los Pinos.

3.- Economía: Para colmo de males, Peña Nieto también suspende en reformas. El problema de hacer reformas es que a partir de ahora habrá que medir los resultados de los nuevos sistemas. La reforma hacendaria lanza al abismo a 50 millones de pequeños contribuyentes migrarán al control de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para dejar el régimen de Repecos. Esto en cualquier caso es malo porque equivale a la obligación fiscal de extender facturas por cada venta. El gobierno persigue a los pequeños y medianos contribuyentes, pero consiente a los grandes permitiéndoles seguir evadiendo miles de millones de pesos en impuestos. En total, más de 400 grandes empresas se benefician del sistema fiscal injusto, cuya reforma, procura el hundimiento de la clase baja y media de este país. La administración peñista asegura que en 2014 la economía mexicana crecerá a 4.5 por ciento. Son previsiones que difícilmente se cumplirán como sucedió este año cuando Hacienda redujo en cuatro ocasiones la estimación de crecimiento, que pasó de 3.5 a 1.3%. Sencillamente los planes de Peña Nieto permiten dar “macroresultados” asombrosamente positivos, por encima de la economía de los ciudadanos que se hunde asombrosamente rápido. No hay que ser economista para comprender el empobrecimiento de la clase trabajadora.

4.- Derechos Humanos: el gran fiasco del gobierno de Peña Nieto se centra en esta materia. No hay avances. Por el contrario, los retrocesos son notorios. Existe una involución en los excesos de las Fuerzas Armadas y las distintas policías. Se han convertido en cuerpos de seguridad nacional con licencia para torturar, secuestrar y ejecutar extrajudicialmente. El fuero militar sigue siendo una afrenta contra el Estado de derecho. El Ejército y la Marina siguen cometiendo graves violaciones de derechos humanos: tortura, secuestro, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales. El número de desaparecido aumenta cada día. Los cálculos de algunas organizaciones no gubernamentales consideran que la cifra supera los 300 mil desaparecidos. A esos habría que añadir los 70 mil migrantes centroamericanos que han desaparecido en nuestro país en su paso a Estados Unidos. Los familiares de casi 120 mil víctimas mortales por la guerra contra el narco siguen esperando justicia y reparación. Los mecanismos creados por el gobierno para su atención como Províctima o la subsecretaría de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (SG) a cargo de Lía Limón o la subprocuraduría de Derechos Humanos de la Procuraduría General de la República encabezada por Ricardo García Cervantes, son parte de la simulación. No han dado resultados. En México sigue desapareciendo gente todos los días. Y ninguna dependencia está buscando a los desaparecidos. Los organismos encargados únicamente hacen búsquedas de papel. Los resultados son tan pobres que hay 25 mil cadáveres sin identificar y miles de fosas clandestinas que gobernadores y gobierno federal se niegan a abrir. Además aún no existe un Banco Nacional de Datos para cruzar ADN con familiares de desaparecidos. Y lo que es peor, el señor Peña Nieto quiere maquillar cifras, meter debajo de la alfombra a las víctimas y esconder la realidad para que los ciudadanos crean que la violencia es solo una “percepción”.

5.- Pobreza: el gobierno ha convertido a México en una excelente fábrica para hacer pobres. Los crea a montones de manera diaria. Si con Vicente Fox el sexenio terminó con 10 millones de pobres más; con Felipe Calderón la cifra se duplicó y a este ritmo con Enrique Peña Nieto se triplicará. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) el número de mexicanos que viven por debajo de la línea de bienestar aumentó en un millón de personas, hasta alcanzar 60.6 millones. Hay 28 millones de pobres alimenticios, es decir, gente que no tiene que comer. Y la mitad de los niños y adolescentes viven en situación de pobreza. ¿Qué hace el gobierno de Peña Nieto para reducir o erradicar el número de pobres? La famosa Cruzada contra el Hambre resultó ser un auténtico fraude. Se ha demostrado que la gran iniciativa innovadora y simuladora a cargo de la inefable Rosario Robles no es más que una cortina de humo y una forma de privilegiar los municipios donde hay intereses electorales del PRI. Nuevamente el partido utiliza los recursos sociales para incrementar sus votos y aumentar indiscriminadamente el número de pobres con sus políticas económicas. La desigualdad se acrecienta. Cada día, el abismo entre ricos y pobres aumenta de manera abismal.

6.- Salarios: la economía de este país jamás podrá mejorar sin una política salarial equitativa. El señor Peña Nieto ha evadido su responsabilidad en reducir el 80 por ciento de rezago que existe en los salarios de los trabajadores. Mientras el aumento siga siendo de dos pesos anuales, la clase trabajadora seguirá sumida en la pobreza. Con los minisalarios las generaciones están condenadas a seguir sumidas en la marginación. El Ejecutivo no ha mostrado una verdadera voluntad por mejorar la calidad de vida de los mexicanos. Cada mes aumenta la gasolina y el gas; el nivel de precios de la canasta básica sigue sin ser respetado. Las necesidades de vestido, vivienda y alimentación no se cumplen para la mitad de la población. México no podrá crecer mientras su mano de obra siga representando la explotación laboral.

7.- Justicia: en un país donde un 90 por ciento de los delitos no se denuncia algo anda mal. La reforma del sistema de justicia penal sigue esperando. Las estadísticas hablan del desastre de la procuración de justicia. El 92 por ciento de las acusaciones carecen de evidencia, solo se sustentan en los dichos de los testigos. Y lo que es peor, el 80 por ciento de las sentencias son condenatorias. Casi no hay absoluciones. Además, 41 por ciento de los presos son torturados y el 93 por ciento fueron detenidos violando el debido proceso, sin la debida orden de aprehensión. La corrupción de los Ministerios Públicos es pública y notoria y su trabajo es francamente deficiente. Se requiere reformar esta figura. La investigación sobre el enriquecimiento ilícito de jueces y magistrados es nula. En este país a diferencia de Colombia no hay “jueces sin rostro”, jueces cuya identidad se guarda ante el peligro que corren sus vidas por enjuiciar y condenar a los capos del narcotráfico. Aquí en cambio, son fácilmente corrompidos y sostenidos en sus puestos a pesar de la evidencia de sus polémicas órdenes de libertad a favor de peligrosos delincuentes, que a cambio de dinero compraron sus conciencias. Los excesos en el uso del derecho de amparo son tan antiguos que han llenado las calles de malhechores con dinero.

8.- Lectura: es el más urgente de sus retos. El señor Peña Nieto debe destinar un par de horas durante el día a la lectura. No se vale a la hora de dormir. Tiene que incrementar su acervo cultural de una manera u otra y sobre la marcha. Su nivel elemental de enseñanza sobre Geografía es urgente aumentarlo. Sus dislates han provocado auténticos esperpentos públicos a la hora de confundir las capitales de los estados. Los errores de nombres, apellidos, países, son cotidianos y avergüenzan a los ciudadanos… La lectura es una buena aliada ante tanto despropósito. Seguramente le ayudará a mejorar su nivel de información, de historia básica del país y el mundo. Para empezar el análisis de problemas serios que afectan a México, le recomiendo “Nación TV” de Fabrizio Mejía, la novela sobre Televisa con quien le unen vínculos muy especiales. Le aseguró que no se aburrirá y leerá esas 192 páginas por donde transcurren los excesos de la vida de los tres Emilios: Azcárraga Vidaurreta, Azcárraga Milmo y Azcárraga Jean. Y si de verdad quiere vivir la intriga de un thriller y las inmundicias del poder político, le recomiendo la novela “Los corruptores” de Jorge Zepeda Patterson, un relato policiaco que utiliza las formas de la investigación periodística para enganchar a cualquier lector, por más, novel que sea. Ahora bien, si no quiere pensar y solamente quiere pasarla bien, lea a Juan Villoro y su novela “Arrecife”, le va a entretener sin necesidad de quebrarse la cabeza con cuestiones profundas de pensamiento, existencialismo, historia o política. En fin, solo por darle tres ejemplos recientes de novedades editoriales en nuestro país. Independientemente de recomendaciones, cualquier libro que caiga en sus manos servirá. Advierto. No vale la Biblia.
(SINEMBARGO.MX

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