martes, 21 de abril de 2015

Votemos para botar a esa derecha traidora

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

Hasta el aire quisieran privatizar
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

Pocos países en la actualidad están liderados por un Estado al servicio pleno de intereses extranjeros, como el mexicano. Mientras prosiga esta situación, la sociedad mayoritaria seguirá pagando las consecuencias de una aberración histórica, que nos está llevando a ser la vergüenza de América Latina, porque ninguna otra nación del subcontinente ha tenido una regresión histórica comparable a la que hemos sufrido los mexicanos en los últimos treinta años. Lo más dramático del caso es que nos quieren llevar por la misma ruta, como lo demuestra la cerrazón de Enrique Peña Nieto, cuyo absurdo optimismo demuestra un total desprecio al pueblo. Estamos creciendo como país maquilador, no como “cuarta potencia automotriz mundial”, como afirma el inquilino de Los Pinos.

Lo que llama la atención en la actualidad, así como en el pasado lo hizo la capacidad del PRI para establecer un Estado corporativo muy exitoso, es que aún tenga, el grupo en el poder, un buen margen de maniobra para “gobernar” a una nación cargada de injusticias y sin posibilidades concretas de ofrecer al pueblo un futuro con mejores expectativas. Quienes tienen no más de treinta años de edad han crecido en un país en crisis, y desde siempre han escuchado las mismas promesas incumplidas, la misma retórica vacía, las mismas justificaciones ante los fracasos sexenales. Sin embargo, no hacen nada para cambiar un estado de cosas que atenta contra el futuro de los mexicanos, dominados por una actitud fatalista inaceptable.

Es obvio el entreguismo de la clase política a intereses extranjeros y a los caprichos de la élite oligárquica, y aun así el pueblo no entiende que en sus manos tiene la viabilidad de evitar que prosiga una situación que nos debería avergonzar, porque no es propia de una nación con un pasado heroico, como lo registran hechos históricos que revelan el valor de un pueblo que siempre tuvo las agallas y el pundonor para defender su dignidad y la integridad de la patria. Hoy, en cambio, somos la vergüenza de Latinoamérica, pero a cambio somos también los alumnos mejor portados del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que en nada nos beneficia como país, como ha quedado demostrado tras treinta años de estar atados a las directrices de ambos organismos.

Es posible que haya quien crea que no hay de otra, pues más vale seguir así como vamos que acarrearnos calamidades yendo en contra del gobierno estadounidense y de las órdenes de los máximos organismos financieros globales. Así nos lo ha hecho creer la alta burocracia, pero la verdad es que hay más de un camino alterno para salir de la crisis permanente en que nos mantiene la cúpula del poder. Sin embargo, no los podremos seguir mientras permanezca en la cima del Estado una camarilla apátrida y voraz al servicio de los grandes intereses trasnacionales. La ciudadanía debe entender que las famosas reformas estructurales, sobre todo la energética, están elaboradas para acelerar la depredación del país y la explotación de la mano de obra mexicana.

Al paso que vamos, al grupo en el poder sólo le faltará privatizar el aire que respiramos, porque no encontrará oposición a su voracidad. De ahí el imperativo de sacar a la derecha del poder, única alternativa real para cambiar un estado de cosas que nos lleva a ser esclavos de patrones extranjeros en nuestra propia tierra. ¿A poco alguien en su sano juicio cree que el presidente Obama o los dirigentes de los máximos organismos financieros internacionales felicitan a Peña Nieto y a Luis Videgaray porque están trabajando en favor de México y los mexicanos? Lo hacen porque obedecen fiel y dócilmente las instrucciones que les dan, como acaba de suceder en la recién celebrada Cumbre de las Américas y en la Reunión de Primavera 2015 del FMI y el BM.

Por eso es vital que en los comicios del 7 de junio haya una copiosa votación en contra de la derecha (representada por los partidos PRI, PAN, PVEM y PRD). Debe ser ampliamente derrotada, y la única manera de lograrlo es venciendo al abstencionismo y a la corriente reaccionaria que llama a la anulación del voto, porque no hay que perder de vista que la derecha tiene medios de sobra para aprovechar en su favor cada voto nulo o cada abstención en el padrón.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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