sábado, 25 de julio de 2015

Vamos directo al infierno del fascismo

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!

¿Es correcto que aumente la pobreza?
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

El régimen oligárquico mexicano ha tenido resultados óptimos. Aunque parezca un despropósito tal afirmación, está absolutamente apegada a la realidad. Ningún otro país de los llamados emergentes ha seguido tan al pie de la letra los dictados del Consenso de Washington, de lo que pueden vanagloriarse los jerarcas del grupo en el poder, pero no aquí sino en las reuniones en las que participan en el exterior, organizadas por el Grupo de los Siete, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). 

Porque debe partirse de un hecho objetivo: la alta burocracia “mexicana” está al servicio de intereses extranjeros, lo que se corrobora con la debacle económica y social que se vive en la actualidad. Para eso encabeza Enrique Peña Nieto las instituciones del Estado, para apuntalar una crisis estructural cada vez más lacerante que no sólo amplía la brecha entre la mayoría que carece de lo indispensable, y una minoría cada vez más reducida que goza de privilegios extraordinarios.

Los datos que dio a conocer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), son por demás reveladores de que la élite burocrática está haciendo muy bien su trabajo, conforme a las instrucciones del FMI y del BM. En vez de disminuir la pobreza, va en aumento, tal como lo han decidido los grandes poderes trasnacionales, con el fin expreso de asegurar el control de una masa depauperada al extremo, por lo mismo sumisa, sin dignidad y dispuesta a recibir migajas con amplias muestras de agradecimiento.

Según el Coneval, uno de cada dos mexicanos vive en condiciones de pobreza, estrato que aumentó a 55.3 millones de personas en los dos últimos años, a partir del regreso del PRI a Los Pinos. Los que “ saben gobernar” lo están demostrando con hechos incuestionables, pero conforme a los lineamientos de los dueños del mundo, quienes están decididos a llevar a la aniquilación por hambre al mayor número de habitantes del planeta, sobre todo del tercer mundo, donde consideran que sobran 4 mil millones de “estómagos prescindibles”

Por eso Luis Videgaray, secretario de Hacienda, siempre se muestra muy sonriente y satisfecho ante los medios, pues sabe que está haciendo muy bien su trabajo. Aun cuando sus declaraciones chocan con la realidad, desde su punto de vista son las correctas. Y lo son, efectivamente, pues obedecen al compromiso del régimen reaccionario y entreguista, con los grandes intereses trasnacionales que se han apoderado del país, para convertirlo en un enclave maquilador de primera magnitud, tanto por lo que representa en términos de utilidades, como por las facilidades que recibe del grupo en el poder “mexicano”.

Para Videgaray no representa ningún problema la debacle económica a la que nos condujeron los gobiernos neoliberales. A todo le encuentra una justificación, aunque cada vez de manera más grotesca y canalla. Según él, no es problema que uno de cada dos mexicanos sobreviva en la pobreza, pues “se ha logrado una adecuada focalización del combate” al flagelo. Asimismo, apuntó que bajó de 62 a 58 por ciento la población que carecía de seguridad social. Esto es irrelevante, si tomamos en cuenta que el llamado Seguro Popular, gracias al cual se incrementó el universo de beneficiarios de la seguridad social, forma parte del esquema neoliberal de reducir al máximo la calidad de los servicios.

El dato “muy alentador” que también destacó Videgaray, fue que se redujo la tasa inflacionaria el último mes a 2.76 por ciento. Lo que no dijo es que esto es el resultado del estancamiento del crecimiento, y sobre todo de que el poder adquisitivo de las familias es prácticamente inexistente, en tanto que a más del 80 por ciento de mexicanos apenas les alcanza para adquirir una canasta básica, aunque incompleta. Tampoco la devaluación en más de 24 por ciento del peso es un problema, según el funcionario, porque el mercado cambiario “funciona de forma ordenada y con suficiente liquidez”.

En consecuencia, “vamos por el camino correcto”, como afirman tanto Peña Nieto como los responsables de la política económica del régimen. Sólo que las clases mayoritarias empiezan a darse cuenta que no es así, porque de seguir el mismo rumbo vamos directo al infierno del fascismo. A ello le apuestan los tecnócratas y la élite oligárquica, pero es una apuesta muy arriesgada y costosa.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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